Como ven en el anterior post la teoría de los niños índigo no es muy consistente y no es válida para psicólogos cristianos, ya que tiene conceptos tomados del New Age que no tienen tantos fundamentos científicos.
Aquí les dejo otras publicaciones acerca de los Niños Altamente Sensibles, una teoría que va más de la mano con lo que se experimenta actualmente en los centros educativos y en los lugares donde la relación con los niños es usual.
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Es primordial identificar y comprender correctamente el comportamiento, así como las necesidades de los niños altamente sensibles.
Una mala comprensión de la alta sensibilidad puede ocasionar grandes dificultades en la auto percepción del niño. Al recibir una “oleada de información” con mayor intensidad que el resto, el niño puede tener una experiencia subjetiva de fragilidad y sentirse diferente o débil.
Asimismo, esta mala comprensión puede desembocar en diagnósticos erróneos tales como: problemas de límites, hiperactividad, cuadros de ansiedad, déficit de atención o dificultades de aprendizaje. De esta manera no se lograría alentar los grandes potenciales de los niños altamente sensibles.
Liliana Casuso Ferrand: Un 20% de niños puede ser altamente sensible
Entrevista realizada por el periodista José Gabriel Chueca
Un niño que se abruma con frecuencia, de socialización difícil, afectado por emociones de otros y especialmente intuitivo podría ser un niño altamente sensible.
"Yo hice mi internado en el hospital psiquiátrico Hideyo Noguchi. Fue una práctica fuerte y fascinante. Pero luego empecé a trabajar con adolescentes. Y en el 95, cuando entré a trabajar a un colegio, -soy sincera- fue como estar del otro lado del escritorio. Fue muy interesante porque, en general, uno tiene la tentación de ver la psicología como patologías, uno tiende a etiquetar las cosas", explica la psicóloga Liliana Casuso. Ella tratará el tema 'El niño altamente sensible (Highly Sensitive): Vulnerabilidad y fortalezas en la personalidad', en el simposio dedicado a este asunto que se ofrecerá el lunes.
Trabajar en colegios no debe de ser muy valorado en el gremio, supongo.
No lo es. Pero yo bromeo con mis colegas diciéndoles que ahí está la psicología de desarrollo sana que no aprendemos en la universidad. Ahí es donde llegan los padres diciendo cosas como, 'sé que mi hijo es genial, pero tiene notas bajas' o 'lo sacan del salón a cada rato'. Si bien no le vamos a achacar todo al sistema, sí es cierto que se privilegia lo lógico, lo racional, secuencial. ¿Pero, y lo otro? Porque no se triunfa sólo con lo primero. Además, ¿cómo se llega a ser una persona? Este tipo de temas me pareció interesante y encontré la teoría sobre los niños altamente sensibles, que me pareció más interesante que la de los niños índigo y los niños de cristal.
He oído de ellos. Hay una avalancha de niños superespeciales. ¿Quiénes son los índigo?
Me puse a buscar y encontré que todos están viendo más o menos el mismo tema, pero hay vetas que me parecen arriesgadas para explicarlo. Lo que he leído tiene que ver con seres espirituales de otro mundo que vienen a ayudarnos.
Entiendo.
Es algo esotérico a lo que no puedo mandar a los padres. En cambio, la doctora Elaine N. Aron ha desarrollado, durante varios años, la teoría de las personas altamente sensibles -comenzó estudiando timidez y neuroticismo, y encontró que hay personas que no son ni lo uno ni lo otro- y la siguió hasta la infancia. Ella calcula que el 20% de los niños podría ser altamente sensible.
Dígame, ¿cómo es un niño altamente sensible?
Como lo dice su nombre, está definido por su mayor sensibilidad ante el medio y las personas. Percibe más matices de la realidad, recibe más información, se da cuenta de sutilezas que otros no notan. Y vibra interiormente mucho más que los demás. No es algo solo emocional. Visto desde afuera, puede decirse que es un niño muy emotivo, pero es más que eso. Él se lo toma en serio, se siente responsable. También dan respuestas más profundas, son muy intuitivos en las relaciones, son capaces de ponerse en el lugar del otro. Y cuando llegan a adolescentes -y por eso digo que hay que empezar desde niño a manejarlos- ya se sienten incomprendidos, con una autoimagen negativa, sienten que los talentos que tienen no sirven -porque no sirven para que les pongan notas-. Y, finalmente, tienden a inhibirse o, al contrario, a salir de sí, pero siendo impulsivos, lo hacen rompiendo límites.
¿Cómo son tratados habitualmente?
Pensemos en un salón de 40 niños, con un profesor que tiene metas que lograr en pocas horas. Muchas veces son estos los niños que necesitan más tiempo para entender las cosas, porque tienen más preguntas. Generalmente, cuando no se les atiende, empiezan a estorbar, se molestan, critican, se vuelven apáticos, se distraen...
¿Y los padres?
En ellos veo más entendimiento. Muchas veces me dicen, '¿qué, esto es lo que es mi hijo? Yo también era así. ¿Y ahora cómo hago?'. Porque ellos sienten que ya pasaron esas etapas que vieron como problemas. No terminaron de releer su vida. 'No vaya a ser como yo', piensan.
O sea que les da la alta sensibilidad con sus hijos, que ya son altamente sensibles...
Justamente. ¿Qué hacen con esta personita a la que probablemente le peguen en el colegio? Como son generosos, más maduros, más introvertidos o más sensibles, deciden no generar conflicto. Pero, según la misma teoría, una parte de estos niños puede ser extrovertida y agredir cuando se siente afectada: 'Le pegué porque lo que hizo no es justo'. ¿Se imagina?
¿Y qué se puede hacer?
Conocerlos y entenderlos. Porque no se trata de dejarlos ser 'artistas' sin límites. Ni tampoco de reprimirlos. Hay que contenerlos, pero dejarlos desplegar esas riquezas que han traído al mundo. Porque para algo las han traído. En eso estamos todos de acuerdo. Eso se trae para dar, no para ser especiales. Hasta cuando uno ve películas o cómics sobre superdotados, niños héroes, gente especial, se plantea esa situación. Ese entenderse uno mismo primero y, después, ver qué hacer con lo que uno es, eso se da en la vida real.
¿Qué hago si soy profesor y tengo a uno de ellos en el salón?
Puede tener los objetivos claros que son exigidos, pero también los que él necesita. Si uno ve que es necesario que aprenda a manejar todo eso que el niño percibe, hay que ayudarlo a entenderlo, a ordenarlo; que se acerque a los demás y no se retraiga y, si sale mucho, que reflexione. Y, por último, hay que darle más tiempo, hacerle caso; quizá no darle esa explicación más extensa que pide en la clase sino después. Y pedirle más también. Y no considerarlo un viejo pequeño. Son niños. He visto madres que se apoyan en ellos. ¿Qué curioso, no? Supuestamente son sensibles, débiles, problemáticos, pero interiormente son muy fuertes. Pero son niños.
¿Cómo son los adultos altamente sensibles?
Son diferentes. Uno los ve más defensivos, más cautelosos; se ubican muchas veces en profesiones de ayuda. Pero si no se han entendido, guardan como un doble fondo. O sea, tienen amigos, saben qué decir, caen muy bien; pero hay una soledad interior que no se administra. Eso pasa si es que no han revisado su vida, si no se han preguntado por qué no encajaban -porque era un problema-. Y también pueden ser personas muy exitosas. O pensar en ayudar, por ejemplo, los puede convertir, a ojos de los demás, en soñadores... o en tontos.
¿Por qué es un problema ser así? Si un sujeto es pegalón, básicamente no es un problema. hasta que le pega a su esposa.
¿Qué estamos valorando como sociedad? ¿La capacidad de dar, de entregar, de vivir valores, o la capacidad de encajar y responder a lo que se pide en un trabajo, en este grupo, en esta generación? Si hago lo que me dicen, todo bien. Pero si hago preguntas, si se me ocurren cosas mejores, soy un problemático. Estamos valorando esa eficacia, ese individualismo, ese hedonismo, ganar plata y pasarlo bien, etc., que va en contra del ser humano. Para estos chicos, el problema es que el volumen de todo esto es más alto.