Ya que estamos aún dentro de la Octava de Navidad (osea la semana después de la fiesta de Navidad), puedo colgar una reflexión muy interesante que fue publicada en El Comercio: una entrevista al Padre Juan Mendoza, SCV, sobre el sentido de la Navidad.
Esta muy interesante, espero que lo puedan leer todo.
Disfrútenlo!!
El padre Juan Mendoza, párroco de Nuestra Señora de la Reconciliación en Camacho, llama a no confundir lo esencial y lo accesorio en la principal fiesta cristiana, que celebramos hoy
Diario El Comercio
Lima, 25 de diciembre de 2007
El árbol de Navidad gigante que hay en el óvalo de Miraflores tiene como principal ornamento decenas o quizás cientos de imágenes de Mickey Mouse. ¿Qué relación tienen eso con el espíritu navideño?
Creo que la Navidad se ha ido prestando para muchas cosas y, tal vez, desviándose de su verdadero sentido y significado. Igual pasa con muchas cosas que suceden en la vida cuando uno les pierde el verdadero sentido y se van como desfigurando, ¿no?, dejando lo esencial de lado y revistiéndose de cosas superficiales o accesorias, no necesariamente negativas o malas, pero que sí acentúan más lo accesorio, lo superficial, que muchas veces oculta lo esencial.
¿Cuándo empezó este malentendido?
Yo creo que es una cuestión permanente del ser humano, y eso no solo se ve en la Navidad, sino, creo yo, en toda circunstancia o actividad de nuestra vida. El mismo sentido del ser humano, por ejemplo. Cuando el ser humano olvida el sentido de su vida, de quién es él y de su valor y su dignidad, acentuamos muchas cosas externas y nos olvidamos justamente de su dignidad, de su valor, de sus derechos.
¿Qué es lo esencial en la Navidad?
La Navidad es Jesús. Esa es la frase que resume, sintetiza y expresa el corazón de la Navidad. La Navidad es Jesús. Si a la Navidad le quitamos Jesús, estamos celebrando otra cosa que no es la Navidad. En la Navidad justamente recordamos y celebramos el nacimiento del Niño Dios, de Dios que se hace hombre para reconciliar al mundo. Entonces, si tú le quitas el corazón de la Navidad, que es Jesús, pues...
La Navidad evoca para muchos la solidaridad, el sentirse parte de una misma cosa. Pero en la vida social de todos los días, o de al menos los 364 días restantes, lo que se ve es algo muy diferente.
Primero quisiera aprovechar esta pregunta para tocar el tema de la solidaridad. ¿Por qué se identifica la Navidad con la solidaridad? Porque si justamente en la Navidad celebramos el nacimiento de Jesús, celebramos que Dios se ha solidarizado con el hombre. Es decir, Dios, que es eterno, se hace solidario con el hombre y comparte con él toda su vida. Nace en un lugar pobre para solidarizarse con lo humano y con los pobres, sufre para solidarizarse con los que sufren, ríe para solidarizarse con los que ríen. Dios comparte todo lo humano, menos el pecado. Entonces, ese ámbito de solidaridad, ese clima de solidaridad nace justamente de esa primera idea: que Dios se ha solidarizado profundamente con el hombre.
A lo que iba es a que el resto del año una buena parte de los cristianos vive de otra manera.
Yo no creo que sea así. Yo creo que el ser humano, por naturaleza, es un ser creado por el amor --que es Dios-- para dar el amor. El hombre se realiza amando. Que hay circunstancias de poca solidaridad, las hay. Pero fíjate lo que ha pasado en Chincha: ha habido una explosión de solidaridad que en todos mis años nunca había visto antes; y de todos. Por supuesto, algunos de repente lo han hecho con un gesto muy cristiano, caritativo; otros, de repente, no tanto. Pero ha habido una explosión de solidaridad impresionante y conmovedora, y eso no ha sido en Navidad.
¿No cree que el paisaje social del Perú sería muy distinto si ese espíritu que se desborda en Navidad durara todo el año?
¿Qué evidencia esto? Que aún falta que esta verdad de la Navidad --es decir, que la Navidad es Jesús, que Dios se solidariza con el hombre-- vaya calando más y más en el corazón, y que no caigamos en la tentación, o en una cierta corriente comercial, que nos hace olvidar y nos aleja del verdadero sentido. Si entendiéramos más que Dios se ha solidarizado con nosotros, seríamos nosotros mucho más solidarios con los demás. De modo que hay que ejercitarnos constantemente, pues estamos en una cultura con una serie de tensiones y corrientes que nos alejan y desvían del corazón de la Navidad.
¿Según su experiencia, el espíritu de Navidad en el Perú es el mismo en las ciudades y en el campo, en los sectores acomodados y en los sectores pobres?
Yo creo que sí. La Navidad en nuestro pueblo, al menos en el Perú, sí es Navidad. Si bien, como te digo, hay cosas que nos desvían de lo esencial, en el fondo la gente sí se sensibiliza por el nacimiento del Señor. Es un tiempo de mucha religiosidad. El tema de las mismas confesiones aquí y en las otras capillas crece en esta época. Es decir, es un tiempo en el que la gente quiere reconciliarse con Dios, estar bien con Él, pedirle perdón, abrirle el corazón, abrirle la familia. Es un tiempo en el que la familia se reúne y trata de abrirse más y más a la presencia de Dios. Esa es mi experiencia.
También quisiera apelar a la experiencia que le dan sus recorridos pastorales para preguntarle si esta nueva época que vive el país, que sin duda ya no es de pesimismo, impacta también en el espíritu navideño de los peruanos.
Es un poco difícil generalizar. Sin embargo, sí me interesa un tema: ¿cómo relacionar todo esto con la Navidad? El Papa ha sacado hace poco una encíclica sobre la esperanza y una de las cosas que dice es que si bien los avances políticos, económicos y materiales traen esperanza, y esperanzas buenas, son siempre esperanzas parciales. Lo político y lo económico pueden estar en estos años creciendo, consolidándose, pero puede haber coyunturas inesperadas que nos hagan desesperanzarnos un poco.
Es muy fácil desesperanzarse.
Puede pasar que en salud, por ejemplo, hoy estemos sanos y mañana, no. En cuanto al trabajo, hoy día lo tenemos y mañana de repente, no. En cuanto a la misma vida, hoy día estamos vivos y mañana, de repente, no. De modo que hay esperanzas relativas y parciales que son buenas y en las cuales el hombre se apoya. Pero hay que recordar que la verdadera esperanza es Dios. Si nosotros ponemos nuestra confianza, nuestra seguridad, nuestros anhelos en Dios, podremos pasar por momentos muy difíciles o por momentos de mucha alegría, pero nos mantendremos siempre de pie. San Pablo tiene una frase muy linda: "Si Dios está con nosotros, ¿quién está contra nosotros?".
¿Cree que esa idea está presente en las distintas esferas de la vida cotidiana?
La Navidad es eso. El nombre que le dan al Niño, el niño Manuel, viene de una profecía de Isaías: Emmanuel, que significa Dios con nosotros. Entonces, si Dios está con nosotros, si Emmanuel está con nosotros, si dejamos a Dios estar con nosotros en esta Navidad y en todos los días de nuestra vida, ¿quién va a estar contra nosotros? El terremoto fue una experiencia muy dolorosa y muy traumática. Yo estuve en Chincha acompañándolos, pero si Dios está con nosotros, ¿quién está contra nosotros? ¿Quién es más fuerte que Dios? Dios le da sentido a todas estas esperanzas, que son buenas y positivas. De modo que yo creo que junto al crecimiento económico que podamos tener, junto con ese crecimiento de la esperanza, no podemos olvidarnos de que Dios es la verdadera, última y única esperanza sobre la que podemos apoyar nuestras vidas y nuestras decisiones.
Pero el Perú es un país parcelado y escindido, con millones de personas excluidas de los beneficios del progreso.
Ahí la Navidad tiene una enseñanza muy clara: ¿Con quién se solidariza Dios? Con todos los hombres. Pero muchas veces lo que sucede es que pensamos que ha llegado el momento de tener algo para nosotros mismos. Sin embargo, el mensaje de Navidad y el mensaje de Jesús es totalmente otro: Cristo le da su vida a todos, no se reserva nada para sí. Esta es la verdad de la Navidad: que Dios se solidariza conmigo, no solamente de palabra y gestos, sino con su propia vida. El mismo Niño que ha nacido muere en una cruz y se solidariza por los judíos, por los paganos, por nosotros, por los justos y por los pecadores. Si esa verdad gana, yo creo que el proyecto del Perú tiene mucho para dar, en esperanza y en realismo.
Usted trata con muchos empresarios. ¿Cree que ellos piensan también que el país necesita solidaridad?
Claro que sí. Los empresarios son seres humanos como tú y yo, y lo que todo ser humano sabe es que si no ama, hay algo importante en su vida que está dejando de lado. Un empresario, un futbolista, un sacerdote, un periodista... si no amamos, sabemos que en el fondo estamos olvidándonos de algo que es esencial para la vida. Mira a Chincha: mucha de la ayuda ha sido generada por gente que está trabajando en grandes, intermedias y pequeñas empresas que se han unido. Desde lo que veo y lo que escucho, sí hay un acento en esta responsabilidad social, que tiene raíces profundamente cristianas.
¿Imagina un país mejor?
Me imagino una sociedad donde reine la paz, donde reine sobre todo la reconciliación. Un país reconciliado es un país hermoso. Reconciliado en sus diversos niveles: un país reconciliado con Dios, en comunión con Dios, es un país que avanza y un país realmente bello. Un país reconciliado consigo mismo, con su historia, con sus luces y sombras. Un ser humano reconciliado también con sus luces y sombras. Un hombre reconciliado es un hombre de paz. Un país reconciliado entre sus semejantes donde reine la no violencia, la caridad, la justicia. Un hombre reconciliado con su entorno, donde se respete la naturaleza, la creación de Dios, y esta esté en función del hombre. Yo creo en un mundo reconciliado. La reconciliación es la clave aquí.
RECORDAR. “No caigamos en una corriente comercial, que nos hace olvidar el verdadero sentido [de la Navidad]. Si entendiéramos más que Dios se ha solidarizado con nosotros, seríamos mucho más solidarios con los demás”. |
Las cajas del amor: de familia a familia
¿Cuándo empezó esta iniciativa de las cajas del amor que promueve la parroquia Nuestra Señora de la Reconciliación?
Hace ya unos años. Una familia de esta parroquia tuvo una experiencia de la caja del amor, me parece que en Chile, y la trajo aquí. Junto con empresarios, junto con el Movimiento de Vida Cristiana, le fuimos dando forma, cuerpo y sentido a esta experiencia.
¿En qué consiste la campaña?
En el fondo es el regalo de una familia a otra familia. Esa es la esencia de la caja del amor. Es un regalo de una familia para otra familia por la Navidad. Se trata de conseguir una caja con alimentos básicos para la cena navideña y, además, lo que esta familia le quiera regalar a la otra. Nosotros tenemos previamente una relación de gente censada, con edades y número de familiares. La familia que compra una caja recibe esta relación con ciertos datos de la otra familia: cuántos son, cuántos viven, qué edades tienen. La familia que regala esta caja del amor la arma de acuerdo con la realidad y compra regalos de acuerdo con las edades.
Obsequian regalos y comestibles...
Comestibles, regalos, tarjetas de Navidad... Hay niños que hacen poemas, dibujos. Es una cosa preciosa.
No es que ustedes acopien cosas y las distribuyan, sino que una familia se conecta con otra.
Tenemos las dos formas. La esencial es esta que te digo, de familia a familia. La otra la hemos puesto en marcha por la coyuntura de Chincha y por querer, digamos, abarcar más. Recibimos un bono con el cual nosotros comprábamos la caja y la llenábamos con los mismos alimentos no perecibles, además de regalos y otras cosas.
¿En dónde distribuyen esas cajas?
Este año hemos distribuido casi la totalidad de nuestras cajas del amor en Chincha. Hemos llegado casi a las 5.000 cajas, es decir, a 5.000 familias. Pero otros años hemos distribuido en Lima, incluso sin descuidar las zonas pobres de nuestra parroquia, o de nuestras parroquias vecinas, a las que también ayudamos, o de Manchay, por ejemplo.
¿Cómo convocan a los donantes?
Anunciamos la campaña en la parroquia, durante las misas, y también por correo electrónico. La mayoría de los donantes es gente que está de alguna manera vinculada a esta parroquia encomendada al Sodalicio, o al Movimiento de Vida Cristiana.
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2 Comentaron esto, Oh sopresa!:
buena con el post!...yo no habia visto esta entrevista :S. jeje. Muy interesante por cierto!
En cuanto al tema de la solidaridad... yo creo que es un tanto extrano lo que pasa. En ocaciones especiales la solidaridad se da de manera natural en las personas....todo el mundo quiere ayudar! Pero en los dias "ordinarios" no hay tanta movida que digamos...
Es decir, es muchisimo mas facil ver a una persona dandole limosna a un nino en el puente de la universidad de lima en epocas de Navidad, que en tiempo ordinario. No digo que el resto del tiempo simplemente no haya solidaridad, sino que se acentua en fiestas.
e aprece exelente que pase esto, pero seria muchisimo mejor si esto fuera tooooodos los dias, de tooooodo el anio!
salu2!
Ciertamente, el pueblo peruano necesita mucho sacar la solidaridad que existe en el fondo de sus corazones.
Esto es muy necesario para que el Perú avance. Creo que es la mejor (y la única forma) que crezcamos como nación: Compartiendo.
Saludos!!
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